ARGENTINA.- La telegrafía sin hilos es una de las formas de comunicación por aire más antiguas del mundo. Usando la simpleza del Código Morse y una banda del espacio radioeléctrico, revolucionó la historia de la humanidad a partir de simplificar el envío de mensajes. Pasó el tiempo, se inventaron nuevas tecnologías pero aquel sistema no cayó en el olvido. Es más: el Club de Radioaficionados de Roca está programando el primer encuentro del Grupo Argentino que se realizará en el interior.
Alejandro Rocca, su presidente, es todo entusiasmo. Y se encarga de explicar que esta bisabuela de todas las tecnologías actuales sigue existiendo como respaldo de cualquier actividad que necesite mantenerse comunicado en cualquier emergencia: la Estación Espacial Internacional cuenta con un equipo de estas características; en un barco en ultramar lo necesita para mantenerse conectado; y en la Antártida es una respuesta más para las necesidades de los integrantes de cada base.
¿Pero acaso hace falta ir tan lejos? “Cuando se corta la energía eléctrica, cuando se cae la fibra óptica, cuando estamos un día sin luz como pasó hace dos años, allí estamos nosotros para aportar nuestro equipo”, explica Rocca. Y no solo ante esas contingencias: hay sectores en el Alto Valle que no tienen cobertura de celular, las famosas “zonas grises”. O en el camino a la cordillera, donde las señales son inexistentes. “Con un equipo muy chico, ya desde la bajada del Collón Cura podemos estar comunicándonos con la repetidora Bariloche”, apunta.
O hace unos meses, cuando los radioaficionados lograron movilizar la ayuda para encontrar a un joven montañista venezolano, que se había extraviado en una zona poco accesible de los Andes chilenos, sin equipo adecuado y sin alimentos.
¿Cuál es la diferencia entre el radioaficionado y el radiotelegrafista? El primero utiliza una señal de voz; el segundo, se comunica mediante el Código Morse. “La ‘fonía’ necesita de más calidad de señal para poder llegar; el código, en cambio, al emitirse en un tono ocupa menos espacio y llega más clara. En determinadas condiciones, llega allí donde ninguna otra forma puede alcanzar”, apuntó Rocca.
La radiotelegrafía y la radiocomunicación, más allá de que conservan el espíritu de las tradiciones y se sostienen sobre un universo tecnológico anterior, también supieron aprovechar y adaptar diversos desarrollos que fueron apareciendo. Desde las baterías de larga duración y las mejoras en los equipos transmisores o las nuevas antenas realizadas con materiales más livianos.
Los apasionados de las comunicaciones de todo el país se reunirán el domingo en nuestra ciudad para escuchar algunas conferencias, compartir un momento e intentar comunicarse con otros radioaficionados del mundo. Será el primer encuentro del Grupo Argentino de CW (cómo se conoce en inglés al Código Morse), que se realiza en el interior.
Pero el Club roquense tiene actividades de difusión y formación: cursos de capacitación que se realizan dos veces al año, con la supervisión del Ente Nacional de Comunicaciones. Los interesados pueden contactarse en la sede de Formosa 1019 (casi esquina Güemes). Allí están los martes y jueves, de 18 a 21 hs; y los sábados por la mañana.
FUENTE Y FOTO: www.anroca.com.ar