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En tiempos de internet y celulares los radioaficionados no se rinden

En tiempos de internet y celulares los radioaficionados no se rinden

ARGENTINA.-  En épocas donde las redes sociales lo ha copado casi todo, hay una actividad que no se extingue, la radioafición, el sistema de comunicación que prescinde de internet e incluso de la electricidad.

En un mundo híper conectado a través de Internet, donde las redes sociales como Facebook, Twitter y las mil variantes que se ponen de moda son los principales canales para establecer vínculos, hay otras que llevan un largo camino promoviendo nexos entre personas de todo el mundo. Los radioaficionados son una de estas redes sociales que persisten en el tiempo, una actividad que para algunos en un hobby pero para muchos otros un servicio social, que está plagado de historias emotivas y rituales propios.

En la ciudad y región hay unos 20 radioaficionados con licencia al día y activos. Forman parte del Radio Club Río Tercero, una institución que tiene presencia desde 1971. Además de los integrantes del Radio Club hay otras 50 personas que practican la actividad.

Ser radioaficionado consiste en hablar por radio, a través de frecuencias exclusivas con aficionados de todo el mundo, aseguran con simpleza Daniel Baisre (LU2HOQ, su señal distintitva) y Manuel Orellano (LW9HZI), presidente y secretario del Radio Club Río Tercero.


En tiempos de internet y celulares los radioaficionados no se rinden


La radioafición es una actividad que acompaña a quien la practica durante buena parte del día -como si fuera algunas de las modernas redes sociales- pero que también tiene un perfil solidario. Cuando ocurrieron las explosiones de la Fábrica Militar, en 1995, y las comunicaciones eran casi imposibles, Daniel, que entonces estaba en Córdoba, pudo averiguar de la situación de sus padres aquí en la ciudad. Además, recuerda que otros radioaficionados habían instalado estaciones de campaña en los campos cercanos y ayudaron a conectar a familias.

Hoy el Río Tercero Club integra una comunidad de 15 entidades de toda la provincia de Córdoba. Con más de 50 años de historia, la entidad que tiene su sede en la calle Esperanza y Belgrano, representa la adaptación que la actividad, como tal, logra en relación a los cambios de época, y la evolución de la historia de los medios.

Más allá de las épocas, el uso de radiofrecuencias es considerada una tarea de interés para el Estado, que la promueve porque se trata de una reserva de comunicación para el país, y en caso de un evento catastrófico, hay una red de emergencias. Lo cual ocurre con cierta regularidad en inundaciones o incendios por ejemplo.

Como se dijo se trata de una actividad regulada por el Estado. Para tener la licencia hay que hacer un curso y hay diferentes categorías (inicial, novicio, intermedio, general y superior). El curso inicial requiere unos seis meses y, entre otras destrezas, los aspirantes deben aprender telegrafía. Pero también se aprenden reglas no escritas. Por ejemplo, que en las comunicaciones hay tres temas que no se pueden tocar: «no se puede hablar de política, de religión y no se pueden hacer comunicaciones para sacar un provecho económico», explica Manuel.

Cada radioaficionado tiene en su casa un equipo, que puede ser básico como para comenzar a transmitir, pero hay otros más evolucionados y por supuesto más costosos. Pero el Radio Club tiene equipos propios que se prestan a los aficionados para que den sus primeros pasos.

En general siempre fue una actividad más de hombres, pero también se han sumado algunas mujeres. De todas maneras, hay cierto declive. “Durante la pandemia muchos retomaron la actividad pero fue porque como no había nada más para hacer y había que estar en la casa, se decidieron a desempolvar sus equipos”, cuenta Daniel pero asegura que “si bien internet se llevó mucha gente, cuando pasó el furor mucha otra retornó a la actividad porque no pudo encontrar el mismo placer de un contacto por redes sociales que el que proporciona uno a través de la radio”.

Sin dudas la radioafición es para curiosos, inquietos. Permite a quienes la practican hacer amigos, conocer lugares, geografía. “Casi todos los aficionados somos de los que no nos gusta que nos den algo empaquetado, tenemos independencia, no nos conformamos con lo que esta hecho, eso es algo que nos caracteriza”, señala Manuel.

FUENTE Y FOTO: tribuna.com.ar

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