Los comunicaciones entre radioaficionados suelen confirmarse mediante tarjetas postales llamadas «QSL». En ellas se reflejan por escrito los detalles que sirven para confirmar el contacto realizado con la otra estación; el indicativo de llamada, posición geográfica, frecuencia y modo de transmisión, fecha y hora usualmente en tiempo universal coordinado, sirven como constancia del contacto.
Muchos radioaficionados muestran con orgullo su colección de QSL, las cuales confirman su pericia y trabajo en esta afición. No solo prima la cantidad, sino que hay un verdadero fervor en la búsqueda de realizar contactos «difíciles» que son recompensados con la llegada de la tarjeta QSL confirmando ese contacto tan ansiado.
Desde hace un tiempo, y gracias a internet, hay cierta tendencia a usar para la confirmación del contacto una versión digital de dicha tarjeta. Los interlocutores anotarían en este caso los datos del contacto en bases de datos digitales, las cuales al ser cruzadas telemáticamente pueden validar el dato. Posteriormente los radioaficionados pueden imprimir la resultante en una confirmación en papel evitando así el uso del correo postal.
Esta modalidad es muy práctica a la hora de acreditar los contactos realizados ante el jurado de los concursos entre radioaficionados, pues evitan errores y fraudes a la hora de corregir listas. Hay que subrayar que no todos los aficionados buscan la tarjeta QSL, y el mero hecho de realizar el contacto es suficiente garantía.
También hay personas que opinan que la tarjeta postal es un gasto innecesario, debido a la suficiente fiablidad de los sistemas digitales, argumentando incluso ser «más ecológico»; otra parte, sin embargo, considera la tarjeta QSL postal como la guinda ineludible del contacto muchas veces trabajosamente buscado.